Hoy, de nuevo, el Tour ha hecho grande al ciclismo. Hoy hemos disfrutado de una París-Roubaix a la inversa y exenta de sus trozos de pavés más duro de la esta excelsa carrera. El titulo que he cogido prestado se lo dedico a la magistral etapa que ha realizado tácticamente el equipo Astana y su líder, el "Tiburón de la Mesina", Vincenzo Nibali. La historia está escrita y nada ni nadie puede ya cambiarla. La carretera por la que ha discurrido la etapa ha estado salpicada por 9 tramos adoquinados de los 27 que hay en la centenaria París-Roubaix, carrera que se disputó por primera vez el 19 de abril de 1896. La conocida "Infierno del Norte" la han vuelto a revivir los esforzados de la ruta. Un reto temible de piedras suelta, barro y lluvia en el que los equilibrios precarios en la bici han llevado a más de un corredor al suelo.
Pero, a pesar de su dureza, esta carrera ha sido una de las más laureadas de entre las clásicas, una cita ineludible para los más aguerridos ciclistas, ávidos de combate. La historia de esta carrera está plagada de valientes, como hoy lo ha sido Nibali. Y como lo era el Señor de la París-Roubaix, Roger de Vlaeminck. A este belga, la gente por donde pasa le sigue llamando "Monsieur París-Roubaix". Cuentan de él historias dantescas en esta carrera; y sin embargo, todas son ciertas, como la que un día del mes de abril de 1972 desesperó al Caníbal, el también belga Eddy Merckx, ganando ese año; como repetiría en los años 1974, 1975 y 1977. En este bien denominado "infierno del norte", Roger De Vlaeminck resultaba tan temible como una fiera. ¿Cuál era su secreto? Un extraordinario sentido de la carrera, un pico de velocidad depurado en las pistas y una fabulosa habilidad digna de este doble campeón del mundo de ciclocross; primero en amateur y más tarde en profesionales.
Resulta evidente que este valiente corredor belga, nacido en Ecklo, en la región del Flandes oriental, el 24 de agosto de 1947, podía lograrlo todo en bicicleta. Nibali y su equipo han entrado con letras de oro en la historia del ciclismo y siempre será recordada la hazaña de hoy en la memoria de los aficionados a este maravilloso deporte, en el que a diferencia de otros, no tenemos bandera que defender, somos de los ciclistas, personas de cualquier nacionalidad, que de vez en cuando se convierten en nuestros maravillosos héroes.
Miércoles 9 de Julio de 2014