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sábado, 10 de noviembre de 2007

EL CICLISTA QUE NUNCA REÍA

René Pottier, nacido en Moret- sur- Loing, era realmente un tipo raro, raro en el sentido de que no se reía nunca, lo que le marginaba radicalmente en aquellos tiempos heroicos del ciclismo en los que precisamente el pelotón se caracterizaba por su alegría, la alegría de vivir esta experiencia nueva y sorprendente que era el profesionalismo y en el que las "grandes y buenas comilonas" estaban consideradas con legítima compensación a los inverosímiles esfuerzos y sufrimientos que tenían que soportar. Así, pues, los demás corredores. los Garin, Aucouturier, Trousselier, Petit Breton, le miraba no de lado sino un poco lejos. Hay que decir que su eclecticismo tenía motivos como para sorprender. Piénsese que en 1904 había batido los récords mundiales del kilómetro con salida parada tras entrenador, al igual que el de los veinte kilómetros, si bien esta última marca la había conseguido en el transcurso del intento por batir el récord del mundo de la hora que ostentaba el americano Hamilton. Sorprendente para un corredor al que se le creía sobre todo rodador: había ganado la París- Caen y la Burdeos- París, (en 3 etapas) el año anterior, siendo aún amateur. En 1905 terminaba segundo en la París- Roubaix y en la Burdeos- París, antes de provocar la admiración de todo el mundo al escalar, en el Tour de Francia, el Ballon d'Alsace, que figuraba por primera vez en el itinerario de los "Gigantes de la carretera".

Una marca que le permitió ser mejor aceptado por los demás corredores quienes se decían que un un hombre capaz de realizar una hazaña semejante: escalar en menos de cuarenta minutos un "talud" de estas proporciones, es decir a una velocidad media cercana a los 20 km/h., ciertamente no podía ser diferente de ellos y al menos merecía que se interesasen un poco por su persona.

Para integrarle un poco más en su grupo, decidieron forzar las cosas, ser un poco más atento y tratarle como a un rey... de la montaña, como en realidad lo era, ¡y el primero de toda la historia del ciclismo!.

Cetro que iba a confirmar al año siguiente con más brillantez aún. Se apuntó al Tour de Francia para volar literariamente, ganando cuatro etapas consecutivas entre Douai y Niza con una nueva y enorme proeza en el Ballon d'Alsace. Y para darle más relevancia ganaba la etapa en París confirmando así que él era verdadero y gran vencedor del Tour.

René Pottier murió un 25 de enero de 1907, en extrañas circunstancias. En su homenaje el Tour mandó construir un monumento a su memoria en la cima del Ballon d'Alsace, escenario de sus mejores éxitos.